Entrevista de opinión

Entrevista al Dr. Hugo Guajardo Guzmán, Presidente del Directorio de la Fundación para la Seguridad del Paciente (FSP) – Chile
27/12/2018


“LOS COSTOS DE LA NO-CALIDAD SON ALTÍSIMOS EN EL MUNDO: HOY SABEMOS QUE PREVENIR LOS ERRORES TIENE UN MENOR COSTO QUE SUBSANARLOS”

La Fundación para la Seguridad del Paciente (FSP) es una ONG de Chile, dedicada a la mejora de la atención a los pacientes y a sus familias, por parte del personal de salud. Bajo el lema “Cada día un paso más, cada día, una acción, sólo una, en Seguridad del Paciente”, nos invita a todos a formar parte de esta acción. El Dr. Guajardo, CEO de la FSP, comenta en esta entrevista sobre la importancia de los modelos de gestión de calidad y las políticas orientadas a la cultura de la seguridad.

¿Cómo comenzó su institución a recorrer el camino de la seguridad?

La Fundación para la Seguridad del Paciente (FSP) nació en 2015, como resultado de vivencias y experiencias durante el transcurso de los años, ante la realidad observada de la salud en Chile, Latinoamérica y el mundo, en cuanto a la seguridad de los pacientes. Estos fueron los motivos para generar una herramienta que permitiera el crecimiento, la difusión y la capacitación de los profesionales de la salud de los diferentes niveles de atención, y en beneficio de la seguridad de los usuarios.
Crear la Fundación nos ha permitido el contacto y la comunicación permanente con profesionales de la salud de Chile y de otros países, que tienen un objetivo común y que nos anteceden en lo que es la seguridad del paciente. Estamos en constante crecimiento.
La seguridad del paciente es tarea de todos los que trabajamos en salud, es una misión de equipo y es lo que finalmente permite el accionar de forma segura, el aprendizaje en base a los errores, que se compartan experiencias vividas y que el sueño de tener -en un futuro cercano- un paciente seguro se haga realidad.
 

¿Cuáles son los cambios que habría que desarrollar dentro de un establecimiento para aplicar una política de salud orientada a la seguridad?

La política del establecimiento debe estar orientada a una cultura de la seguridad, en la que el paciente sea el centro de la atención.
En segundo lugar, es importante la capacitación de los profesionales en lo que significa un paciente seguro, trabajar con calidad y cambiar el sentido de lo que son los cuidados en salud. Para ello, es imprescindible que las instituciones asuman que deben destinar recursos para esto que, a poco de andar, se recuperarán, por ejemplo disminuyendo estadías prolongadas por errores en la atención o evitando demandas prevenibles.
Por último, hablar de acreditación implica la solicitud de una mirada externa que mida el cumplimiento bajo los estándares de mínimos requerimientos para funcionar como una institución que otorga seguridad a la población.
Creo que estos son pasos indispensables y suficientes para lograr un centro de salud seguro, que trabaje con calidad demostrada.


¿Podría señalar algún aspecto de la cultura de las organizaciones que captó su atención?

Puedo mencionar la cultura del personal de salud. Suelen señalar que “siempre lo hacemos así”, lo cual se transmite de generación en generación con el discurso de que “así se obtienen buenos resultados”, haciendo muy difícil que cualquier cambio sea aceptado. 
Afortunadamente, los procesos exigidos actualmente en Chile por la acreditación de los centros de salud han obligado a que el equipo de salud revise su quehacer con ojos críticos, permitiendo mejorar en ciertos aspectos como la generación de protocolos de las acciones a todo nivel, haciendo que los errores se evidencien, así como también la existencia de planes de mejora continua, resultando en una atención más segura, lo cual ha llevado a un cambio de visión. 


¿Qué rasgos destacaría de los procesos para la mejora de la seguridad? 

La gestión de procesos es la base para construir los cimientos de la seguridad. Gestión de procesos y gestión de riesgos son los sólidos pilares de la seguridad del paciente, en un contexto participativo y no jerárquico, para asegurar su éxito.
Es destacable que la definición de los procesos con visión de seguridad -basados en la mejor evidencia disponible- y su posterior ejecución permiten lograr un quehacer estandarizado, donde todo el personal atiende al paciente de la misma manera, aumentando así su seguridad.

¿Por qué parece tan difícil lograr un cambio de pautas culturales o costumbres?

Las pautas culturales o costumbres están insertas “bajo la piel” de las personas. Muchas veces ni siquiera son acciones conscientes sino casi automáticas. Por ello, es difícil cambiar algo que ni siquiera somos capaces de visualizar. Además, es mucho más fácil continuar haciendo las cosas “como siempre se han hecho” o “como se aprendió en la carrera”.
Las organizaciones están compuestas por personas con intereses, motivaciones, capacidades y limitaciones que afectan el desempeño de sus labores; el cambio siempre trae consigo rechazo y se necesitan de líderes capacitados para poder generarlo.
El cambio para promover una cultura debe ser participativo y así será mejor aceptado. La resistencia al cambio tiene una desventaja: obstaculiza la adaptación y el progreso. Por esta razón, debe ser siempre participativo antes que jerárquico.
Lógicamente, si hablamos de seguridad del paciente son las instituciones educativas las que deben iniciarlo, incluyendo en los currículos de los profesionales de la salud asignaturas relacionadas con la calidad de la atención y la seguridad del paciente. Así, tendremos expertos proactivos al cambio, capaces de enfrentar el mundo laboral del futuro.

¿Qué beneficios trae aparejados para el paciente una política de mejora continua de la seguridad?

Una política de estas características trae consigo un paciente seguro. Disminuyen los errores, disminuye el daño. Ante cada evento, la organización reacciona observando los factores que incidieron y, desde ellos, se promueve la realización de cambios que pongan barreras para que no vuelvan a ocurrir.
El paciente es el centro de la atención. Esto lo hace partícipe de las acciones que se realizan en su cuerpo para recuperar su salud. A través del consentimiento informado, se involucra a los pacientes en la toma de decisiones y en la educación en los centros de salud. Podría decir, sin embargo, que la medicina aún sigue siendo paternalista y dueña de la verdad, dificultando un poco el avance en todos los procesos de aseguramiento de la calidad.

¿Y cómo considera que es la visión del paciente acerca de estos procesos?

Diría que este todavía no es muy consciente de los cambios y adelantos que se han generado en salud, ni de los que se están realizando en pos de su seguridad. Al menos, así creo que sucede en Chile.
Probablemente, seamos responsables de no saber comunicar bien las transformaciones que se han ido generando en el tiempo. La comunicación es el factor fundamental que está introduciendo los cambios en las políticas de salud. Es más, basta con revisar cualquier estudio sobre el tema para comprobar cómo las organizaciones más exitosas en la actualidad son las que han conseguido introducir los procesos de comunicación en la propia cultura organizativa de los centros de salud, en los diferentes niveles de atención.

¿Se pueden mejorar los estándares de seguridad sin atentar contra la rentabilidad de la institución?

Los costos de la no calidad son altísimos en el mundo. Habitualmente, reaccionamos a los errores y se sabe que existe una subnotificación por temor a represalias, conducta arraigada históricamente en los centros de salud.
Hoy, sabemos que prevenir los errores tiene un menor costo que subsanarlos. Por lo tanto, esta es la dirección que deberíamos seguir si lo que queremos es disminuir los costos, entregando una atención de mejor calidad y segura.
La nueva estrategia financiera de los centros de salud debería estar centrada en la gestión de procesos orientados a la seguridad del paciente. Si se hiciese de este modo, los establecimientos de salud lograrían un doble beneficio: pacientes seguros y disminución de costos de operación.

¿Cuál es su visión con respecto al involucramiento en la calidad y la seguridad en los establecimientos de salud para los próximos 20 años?  ¿Considera que habrá procesos distintivos?

Los establecimientos de salud deberían avanzar en la instalación de un modelo de gestión de la calidad que considere elementos como la gestión de riesgos y, así, poder prevenir su ocurrencia, establecer equipos de trabajo bien coordinados, capacitados y competentes, basar la medicina en la evidencia y aprender de otras organizaciones más avanzadas.
Un cambio en la cultura organizacional demanda una buena cantidad de años y requiere que las personas que lideren ese cambio se involucren con los equipos de trabajo, en sus decisiones y planes.
En Chile, con la instalación de los procesos de acreditación de los centros de salud -ya sean públicos o privados-, con plazos a cumplir, se ha logrado un avance en la calidad y seguridad del paciente. Evidentemente, ha sido un gran desafío para los equipos de salud. 
Esto ha representado un paso adelante. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer. Con el esfuerzo de todos los actores es un sueño posible de lograr. Hoy, sólo se están sentando las bases para que, en algunos años, la atención de la salud sea segura y de calidad.

Agradecemos al Dr. Guajardo Guzmán por su disposición y aporte a la construcción de la “visión” por la calidad y la seguridad del paciente.


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