Entrevista de opinión

Entrevista al Dr. Pablo Desmery, Director Médico del Sanatorio Anchorena
7/12/2016


LA CALIDAD Y LA MEJORA CONTINUA SON, JUNTO AL HUMANISMO, VALORES ESTRUCTURALES QUE DAN SENTIDO Y PERSPECTIVA A TODO EL TRABAJO QUE DESARROLLAMOS


El Sanatorio Anchorena acreditó con el Manual de establecimientos Polivalentes en septiembre de 2014. 

¿Cómo comenzó su institución a recorrer el camino de la calidad?

El Sanatorio Anchorena es una institución relativamente joven en su actual etapa como parte de Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN). Desde el momento de la reapertura en 2008 la calidad siempre fue un concepto inherente a la prestación sanitaria pero no se encontraba  formalizado, es decir existían muchas actividades institucionales directamente relacionadas con la calidad pero no agrupadas o sin un formato definido. En este proceso de crecimiento se tomo la decisión institucional de iniciar el proceso de acreditación por ITAES en el año 2013.  Es a partir de ese momento en que se incorporo un Responsable de Calidad, que lidero un sistema de gestión de calidad y el exitoso proceso de Acreditación.  Luego se creó el Comité de Calidad, formado por las personas que dentro de cada servicio o área tenían mayor inclinación y motivación a participar en la mejora continua. Esto produce un efecto multiplicador de las iniciativas de calidad que se derrama por toda la institución. Nada de todo esto podríamos haberlo logrado sin el total compromiso de nuestra gente y el incondicional apoyo de las autoridades de la organización.  

¿Cuáles son los cambios a desarrollar dentro de un establecimiento para aplicar una política de salud orientada a la calidad?

La calidad y la mejora continua son, junto al Humanismo, valores estructurales que dan sentido y perspectiva a todo el trabajo que desarrollamos. El concepto de mejora continua es una política que debe cruzar trasversalmente a todos los procesos; como sabemos, nada mejora sin la firme determinación que suceda.
La acreditación por ITAES nos obligó a revisar críticamente como trabajamos, todo el Sanatorio revisó normas y escribió o reescribió muchas cientos de hojas, ahora por suerte todas digitales. Luego deviene la permanente y compleja tarea de “hacerlo como decimos que queremos hacerlo”. Se formo el Comité de Calidad con el fin de trabajar en la mejora continua de los procesos asistenciales centrados en reducir la variabilidad asistencial por medio de controlar, mejorar y renovar los estándares de calidad de todas las áreas que intervienen en el proceso de atención siempre centrado en el paciente. 

¿Podría señalar algún aspecto de la cultura de las organizaciones que captó su atención?

Me parece que las organizaciones reflejan a la sociedad y hay características en esta que permiten generar cambios mucho más rápido de lo que creíamos. El manejo de los errores y “casi errores” es uno de ellos. Se realiza capacitación continua en temas relacionados a la seguridad del paciente, enfocando fundamentalmente en los eventos adversos y su impacto en el paciente. Esto facilitó la transición desde una cultura punitiva a una en la que comenzamos a hablar de los errores y programas de reporte voluntario que evolucionaron de  reportar el error de otro a reportar los propios. Hace algunos años implementamos en el Sanatorio Anchorena un Ateneo de Morbi-mortalidad en la cual al principio los servicios eran de alguna manera invitados a presentar sus problemas y/o errores/casi errores asistenciales, y ahora en las recorridas diarias nos dicen “tenemos una morbimortalidad para presentar”; es decir, es la misma evolución del programa de reportes voluntario. Estos ateneos tienen hoy una concurrencia que en general es mayor que la de los Ateneos Centrales y las modificaciones en el proceso asistencial que inducen son muy relevantes.

¿Qué rasgos destacaría de los procesos para la mejora de la calidad implementados en este tiempo?

El año pasado diferentes miembros del multidisciplinario Comité de Calidad presentaron una serie de iniciativas para implementar procesos de mejora en áreas muy disimiles, así es como se logro reducir el tiempo a la administración del ATB en la neutropenia febril, se mejoro la técnica de fijación de catéteres urinarios, o se redujo el número de cirugías sin agrupación de sangre previa. Sobre la base de esa experiencia, en Junio se invito a nueve servicios a presentar, en tres reuniones, programas de mejora en algún indicador relevante. Este ciclo de presentaciones tuvo lugar en Septiembre. También se constituyo el Comité de Seguridad, compuesto por un equipo multidisciplinario que tiene como objetivo realizar el análisis y resolución de problemas de seguridad que involucran a pacientes y miembros del equipo de salud, participando activamente en el diseño, definición y supervisión de la política de seguridad del Sanatorio Anchorena.

El cambio de pautas culturales o costumbres, ¿por qué parece tan difícil?

En general a todo el equipo de salud le cuesta creer que con todo el esfuerzo y las energías que invierten se pueden hacer las cosas mejores, y hay una inercia de permanecer en la zona de confort. Siempre se generan tensiones cuando se intenta hacer cambios y muchas veces deben ir incorporándose gradualmente, mostrando los beneficios que inducen. Así, registrar y documentar permite cuantificar, y cuantificar debe ser una herramienta en la toma de decisiones por lo que el esfuerzo extra, debería inducir mejoras. En forma análoga poner al paciente en el centro del proceso asistencial incrementa la percepción de profesionalismo con la que los pacientes ven al equipo de salud. 

¿Qué beneficios trae aparejados para el paciente una política de mejora continua de la calidad? ¿Cómo considera que es la visión del paciente acerca de estos procesos?

Esta es una pregunta muy difícil, la mayor parte de nuestros pacientes quieren una atención humanizada, profesional y de calidad. Lo primero pone al paciente en el centro del proceso de atención; el trato profesional se refiere a la capacidad y competencia del equipo de salud y la forma en que es transmitida y evaluada por el paciente. La calidad tiene dos aristas: una percibida por el paciente, su experiencia durante la internación; y la otra se refiere a lo que el paciente desconoce, la parte asimétrica del sistema de salud, los resultados clínicos relevantes de los que las organizaciones son custodios mientras no sean públicas, como muchas organizaciones y hospitales hacen o se ven obligados a hacer. De ahí la importancia de trabajar en los procesos de mejora continua.

¿Se puede mejorar los estándares de calidad sin atentar contra la rentabilidad de la institución?

Existe la creencia que una prestación sanitaria de inferior calidad es más barata que una de mejor, lo cierto es que debe ser eficiente. El tema central de los costos en salud es la perspectiva desde la cual se efectúa la evaluación económica. Cuando la perspectiva es la de la Sociedad, entonces los costos de la NO-calidad son inexorablemente pagados por la comunidad. Eventos  como internaciones  más prolongadas, readmisiones hospitalarias, días laborales perdidos o tratamiento de complicaciones, mas allá de los efectos que sobre la persona esto tiene, incrementan los costos de la salud. 
En general las Organizaciones de Salud que son financiadoras y efectoras, como nuestro caso, difieren poco de la perspectiva de la sociedad, sólo en costos indirectos de la no-calidad. Es difícil medir el costo de la no-calidad en salud, pero recuerdo algunos estudios que la sitúan entre el 15 y el 20% del costo de un hospital general. Nosotros periódicamente efectuamos evaluaciones del llamado `desperdicio´, que se refiere a las acciones médicas que pueden ser evitadas, mejor coordinadas, o hacerse en tiempos correctos y esto son una parte relevante del costo de la NO-calidad.

¿Cuál es su visión con respecto al involucramiento en la calidad y la seguridad en los establecimientos de salud para los próximos 20 años?  ¿Considera que habrá procesos distintivos?

Personalmente creo que Calidad y Seguridad son una demanda en constante aumento por parte de nuestros pacientes, son ellos los que claramente están poniendo presión al sistema de salud. Las mayoría de las instituciones, tenemos esto en agenda, y muchas estamos orientadas en esa dirección con fuertes incentivos y políticas activas. Los procesos de acreditación y las acreditadoras han jugado un rol crucial en hacernos entender cómo es percibida por la sociedad la calidad y la seguridad. Es muy importante que los efectores sanitarios nos anticipemos incorporando programas, mediciones y ciclos de mejora porque en los próximos años las organizaciones, las empresas y el estado serán fuerzas que seguramente impondrán el paso a un sistema sanitario donde eficiencia y calidad estarán en el centro de la asignación de recursos  y de las normativas regulatorias. Y esto será beneficioso para nuestros pacientes.



Agradecemos al Dr. Pablo Desmery por su disposición y aporte a la construcción de la “visión” por la calidad y la seguridad del paciente.


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